Eduardo Scheffler
El sonido del viento
Updated: Nov 5, 2020

Cuando el viento dejó de soplar, nuestros oídos aún lo escuchaban. Tras semanas y semanas de percibirlo ululando, ahora el silencio no bastaba.
Era incómodo y amenazante. Indicio de que algo faltaba.
A ratos (el silencio) resultaba más inquietante incluso que el sonido del viento, salvaje e intenso, que comenzó antes de que llegara la primavera, para llenar nuestras vidas de ruido.
De caos. De melancolía.
Y aunque todos habíamos implorado para que el estruendo cesara, vivir ahora sin él nos desconcertaba.
Sin el cruel sonido del viento algunos enloquecieron, rogando después a sus seres amados que soplaran una y otra vez dentro de sus oídos.
Aunque fuera solo un momento.
Para volver a escuchar al recuerdo de ese viento gélido y constante. Cruel. Ese mismo que así como vino se fue para dejarnos vacíos.